En el Día de Santa Bárbara (4 de diciembre), patrona de los mineros, queremos tener un recuerdo especial para las actividades extractivas y sus riesgos laborales asociados, todavía muy presentes, como los recientes accidentes mineros acaecidos en Asturias durante 2025 se empeñan en no hacernos olvidar.

Tanto las explotaciones mineras subterráneas, como las de exterior, o los diferentes establecimientos de beneficio asociados a unas y otras, disponen de lugares de trabajo en los que se desarrollan operaciones que incluyen un numeroso conjunto de factores de riesgo en función de la tipología más específica de cada lugar de trabajo: empleo de explosivos, uso de maquinaria pesada móvil, atmósferas con presencia de polvo y gases nocivos o con déficit de oxígeno, trabajo en espacios confinados, atrapamientos por desplomes o derrumbamientos, contactos eléctricos, niveles elevados de ruido y vibraciones, junto a otro amplio etcétera.

     

La necesidad de llevar a cabo los trabajos en convivencia con todos estos riesgos supuso el desarrollo a lo largo de la historia minera de novedosas técnicas y de un formidable despliegue tecnológico para llevar a cabo su control, siempre a la vanguardia de la Seguridad Laboral, sirviendo de modelo y exportándose posteriormente a otros sectores industriales. También la legislación en materia de Seguridad Minera fue vanguardista en España, dotándose de un extenso cuerpo de normas y disposiciones destinadas a la mejora de las condiciones de seguridad del personal empleado en estas actividades, algunas de la cuales sirvieron de inspiración más adelante para la legislación preventiva aplicable en la actualidad en muchos otros ámbitos laborales.

La historia de la actividad minera aparece unida indisociablemente a la de grandes tragedias en forma de accidentes laborales, y al dolor causado por terribles enfermedades profesionales, que hoy son prácticamente un recuerdo lejano gracias al tesón y el esfuerzo de diversas generaciones de técnicos de Minas, prevencionistas y profesionales de la salud. Sin embargo, en la actualidad, se trata de actividades con elevados estándares en materia de seguridad y salud, preocupadas por la mejora continua en Prevención de Riesgos Laborales, como así nos demuestran las cada vez más frecuentes certificaciones conforme a normas como ISO 45001. Desgraciadamente, ello no debe llevarnos a la autocomplacencia, puesto que los accidentes laborales o algunas enfermedades profesionales antes endémicas seguirán teniendo lugar si bajamos la guardia.